top of page

¿Fin del cine o cambio de phylum? Hacia una teoría

de la imagen performativa*

Introducción

“Cada civilización tiene su sistema propio de representaciones,y la nuestra ha hecho una elección precisa: un sistema que produce imágenes destinadas a ser experimentadas, según algunos, como más reales que lo real mismo”(Maldonado, 1992:20)

 

El presente trabajo se despliega a partir de un marco teórico que tiene como referencia la teoría de Gilles Deleuze sobre el cine. Los dos tomos que publicó (1984 y 1987) y las clases brindadas en la Universidad de Vincennes entre los años 1981 y 1983, recientemente aparecidas en idioma español (2009 y 2011), compendian casi la totalidad de la historia del cine, estudiando las imágenes desde una perspectiva semiótica. La influencia de Charles Sanders Pierce en la elaboración de ese mapa de signos se hace evidente sobre todo en las clases de Deleuze, muchas de las cuales dedica al estudio de su teoría. La matriz bergsoniana, por su parte, se manifiesta en la agrupación de esas heterogeneidades de signos en dos grandes bloques, los que corresponden a la imagen movimiento y los de la imagen tiempo. Sorprende, sin embargo, que no haya tenido en cuenta, para sus investigaciones, sus propias nociones sobre los signos, desplegadas años antes junto con Félix Guattari en El antiedipo (2007) y Mil mesetas (2004). El concepto de máquina semiótica les permitió entonces no sólo establecer nociones generales acerca de los signos, sino también estudiar la manifestación concreta de conjuntos específicos (tanto de signos como de las máquinas técnicas), cuyo agrupamiento denominaron phylum, noción retomada por Guattari en diversos escritos, como Micropolítica. Cartografías del deseo (2013). El phylum, en continuo movimiento, plasma en cada caso, según los autores, posiciones de sujeto y de objeto, tanto como define problemas específicos de saber y poder, cuyo diagrama grafica el contorno de cada sociedad.

 

Ante las transformaciones que, en las últimas décadas, ha sufrido el cine y que, según importantes teóricos, conllevarían a su fin, resulta interesante retomar ese concepto de phylum, elaborado y olvidado luego por Deleuze en sus   estudios   sobre   cine.  Entendiendo   el   cine   como   un   conjunto   de

elementos en constante transformación, se podrá dar cuenta del estadoctual de suphylum, más allá de la dicotomía vivo/muerto. Para ello, en primer lugar, se retomará la discusión planteada por Susan Sontag (2007) y confrontada por Gustavo Aprea (2012). Luego, se ofrecerá un análisis de una exposición artística contemporánea sobre cine y de dos documentales en los que se ponen de manifiesto las nuevas características del cine contemporáneo. Por último, a partir de los casos presentados, se hará un análisis de los caracteres novedosos del phylum contemporáneo que pueden encontrarse en ellos, tanto a nivel de los circuitos cinematográficos, los financiamientos y las tecnologías, como en relación a las temáticas desplegadas, la posición del autor en ellas, el lugar del público y las características de las imágenes. Para esto último, se recurrirá a la teoría del discurso performativo desplegada por Giorgio Agamben, confrontándola con la que ofreció Bill Nichols.

 

Sobre el fin del cine

En su ensayo Un siglo de cine, Susan Sontag anunciaba, no sin cierta nostalgia, que el cine, “antaño proclamado el arte del siglo, parece ahora [...] un arte en decadencia” (2007: 137). Una lectura detallada de ese texto permite matizar, no obstante, la sentencia de muerte que parece declararle. En primer lugar, a partir de la propia reconstrucción histórica que Sontag realiza, puede apreciarse que no han sido pocos los momentos críticos que el cine ha atravesado en sus poco más de cien años de vida. El primer flagelo que recibió, luego de los primeros años en los que no había diferencia, según la autora, entre el cine arte y el cine entretenimiento, fue la aparición del sonido, con el que “la producción de imágenes perdió gran parte de su esplendor y poesía, y se ajustaron a los criterios comerciales” (Ibíd.: 139). La aparición y masificación de la televisión también tuvo sus consecuencias negativas para el desarrollo del cine. No sólo las imágenes reproducidas en el hogar pierden el tamaño que brindaba la gran sala, sino que las condiciones de atención que ésta exigía desaparecen por completo, repercutiendo ello en las propias características de la película y desplegándose, entonces, un “cine descarnado, superficial, que no exige atención íntegra de nadie” (Ídem).

bottom of page