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El joven y reconocido muralista chileno se refiere a la publicación de su libro homónimo (Ocho Libros) y defiende lo que hace, más que como arte, como un acto político.

 

Inti exuda una sencillez rebelde. Le gustan los andamios donde pinta y le cargan los otros, los que se usan para la impostura, tal como le incomoda sentirse en los tentáculos de cualquier tipo de poder. Es un hombre que trata de ser libre, de esos que tanto molestan. Ese lugar donde busca situarse le da una cierta lucidez como para ver las cosas, todas las cosas, de una manera que aparece como nueva. En esta entrevista, sin pretensiones y con muchas al mismo tiempo, habla de su trabajo, de los espacios públicos, del arte y las instituciones.

 

¿Cuál es para ti la valía de este libro, aparte de la obviedad de que es la primera vez que se puede ver una sistematización de tu trabajo aquí en Chile?

Es un romanticismo mío de recopilar todo el trabajo y poder mostrar un poquito más de las cosas que se suelen contar. Yo no suelo hablar, cuando uno pinta trata de evitar las palabras y decir las cosas de otra forma. Por otra parte, también me pareció una linda oportunidad conversar harto con Mario (Cuche, autor de los textos) y que él entendiera a su manera lo que yo quería hacer con los murales.

 

En tu caso el registro cobra otro sentido, porque son obras callejeras más expuestas a la desaparición ¿Cuánto te importa?

Es inevitable que importe. De hecho cuando pinto en la calle, me desapego del trabajo desde el momento en que hay registro fotográfico. El mural queda a disposición de la gente, del clima, de lo que pase y si quieren echarlo abajo, destruirlo o rayarlo, ahí está. Uno no vuelve a tocar los murales, los deja así aunque te los rayen al otro día. Ese pequeño apego que los artistas normalmente suelen tener con la obra misma, uno lo tiene con la fotografías.

 

¿Qué es lo que crees que cambia en un barrio cuando un muro gris o una publicidad son reemplazadas por un mural tuyo?

La percepción de lo que es o no posible en el espacio público. Yo creo que en eso la gente está acostumbrada a que decidan por ellos, no nos responsables.  Porque , al  ser  públicos,  está dada la 

 

ASIES 06 Publicación de Artes Visuales Varela Bs. As. Arg  por Ana Lindner / Calixto Saucedo

Wall for MURAL MTL, Montreal - Canada 2014

 

ASIES 6 Publicación de Artes Visuales Varela Bs. As. Arg  por Ana Lindner / Calixto Saucedo

" Credo "Heerlen, Holanda 2014

 

ASIES 6 Publicación de Artes Visuales Varela Bs. As. Arg  por Ana Lindner / Calixto Saucedo

Detalle del muro en Lodz, Polonia. GaleriaUrbanForms2013

 

posibilidad de que nosotros mismos los intervengamos. La gente engancha cuando uno les dice lo estoy haciendo porque quiero algo positivo para el barrio, no te estoy vendiendo nada, no estoy haciéndole publicidad a alguien. Y ahí está la otra idea, de que uno puede producir cosas no por beneficio propio. Hay gente que no cree y te pregunta Â¿cuánto ganai? ¿quién te paga? ¿por qué te contratan pa esto?.. Y tú les decís oye, estoy perdiendo plata, no gano con esto, vine aquí y estoy ganando quizás la experiencia de conocerte a ti, a las personas del barrio, conocer el lugar, involucrarme un poco y por todo eso obviamente ganar como persona. Eso al principio no les cabe, no les calza a las personas. Y creo que genera un gran cambio.

 

Lo que planteas, eso de decidir sobre el entorno, tiene una connotación política muy potente, de validez más general, que podría aplicarse para los presupuestos participativos e incluso para iniciativas de autogobierno local ¿tienes conciencia de eso?

Hablar mal de lo que pasa de ahí para arriba no me corresponde. Pero mira, es cierto, no está la invitación de parte del gobierno pa decirte oye, participen más, háganse responsables de los espacios, tomen más decisiones. Pero también hay una cierta flojera. Nos hemos acostumbrado a no ser muy partícipes, a votar cada dos años, cuando podríamos influir en las decisiones todo el año ¿no? Como se hace en otros lugares con los cabildos, con decisiones van subiendo de rango hasta que llegan arriba. Entonces creo que el trabajo en la calle es una especie de invitación a hacer ese tipo de política, de decir que somos responsables de nuestros lugares, hacernos parte y tomar decisiones sobre cómo administrarlos.

 

A propósito, en Santiago y en Chile la llamada oferta cultural está concentrada en un puñado de barrios ¿qué supone la aparición de la experiencia artística donde las personas no están muy habituadas?

En eso aquí en Chile me siento en deuda, porque yo vine el año pasado acá y pinté en el barrio más hípster.

 

 

Inti: “Me siento cómodo en la calle porque estoy fuera de la institucionalidad artística” *

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