

Nestor Lobato, artista visual, Varela, Argentina.
"Cuando nacemos, estamos pintados de sangre, después alguien nos pasa un trapito y nos pone otro de lindo color..."
A.L- ¿Cuándo comenzaste en el camino del arte?
N.L- No sé bien. A los cuatro años copiaba las revistas de PATORUZITO, mi vieja armó una carpeta, la prestó y nunca la recuperó, todavía se lamenta. A los ocho años empecé a estudiar en la “Carlos Morel” de Quilmes. Por ahí también tuve una pésima experiencia con un dentista. Cuando llegue a mi casa, lo dibujé como un diablo atacando mi boca. Nunca pude hacer arte como mera decoración, cuando lo intento como ejercicio, hay una parte de mí que se ríe y me saca la ficha.
A.L- ¿Podrías contar como haces para comenzar a pintar en una tela en blanco?
N.L- Lo del miedo a la tela en blanco me parece una vanidad, una frase hecha. Yo no le tengo miedo a eso, le tengo miedo a otras cosas, al dentista por ejemplo jaja. La tela en blanco para mi es como una pileta. Si estoy muy acalorado me tiro de una, generalmente la mancho para quitarle pulcritud. El arte no es algo desligado de la vida. Cuando nacemos tan puros, estamos bastante pintados de sangre, después alguien nos pasa un trapito y nos pone otro de lindo color. Eso hacemos con la tela en blanco, lo que nos dijeron siempre que hay que hacer. No sé si viene al caso, pero en un momento anduve experimentando con la intemperie; cada día la tela era distinta, tanto me fascinaba que me fui de mambo, empecé a disfrutar de la tela pudriéndose bajo los pinos, terminó todo en el fuego, en la acción efímera, no hay registro. Después de eso seguramente me busque una tela en blanco de nuevo, por no decir, otra mentirita.
A.L- ¿Hay un momento de inspiración?
N.L- Cuando nos hablan de inspiración, hay que estar atentos. Por que muchas veces se bastardea con eso. No se toma muy en serio el momento en que se conjugan un par de cosas para que surja algo. Para mi quien produce un hecho artístico esta canalizando y manejando diferentes tipos de energías, muchas veces sin saberlo, sin proponérselo. No creo en los bocetos, vuelvo a la tela en blanco, no puedo decir: voy a manejar esta energía así y esta otra asa. No manejo nada, aunque puedo controlar. Las veces que podemos controlar, exteriorizar esa energía en una producción por lo general se piensa en la inspiración, para mi es algo mas cercano a la magia. Si sale bien, por que si sale mal el mundo es cruel. Yo aprendo más de lo que sale mal, pero si como, es por lo que sale bien.



“Jorge y Martin” Oleo s/ lienzo.100 x 120 cm.
Mención Especial del Jurado 1º Salón Nacional de Fcio. Varela
“Paisaje intermedio” Acrílico s/ lienzo 40 x 60 cm. 2013
“S/T” Oleo s/ lienzo 130 x 175 cm. 2006.
A.L- ¿Cuáles son tus referentes, quiénes te han influenciado?
N.L- Lo que veo se transforma en un referente. Es la historia, lo que nos antecede o lo que acontece en nuestro tiempo un referente, nos influye. Yo celebro la influencia. Si se es hipócrita, no se reconoce nada. Hay artistas que todavía se creen originales. Todos como individuos somos originales, que novedad. No pretendo no ser influenciado, más que soy medio esponja. Vos ves una obra, de quien sea, y te das cuenta a quien se anduvo mirando. Lo del lenguaje propio es otra cosa, una cosa es dejarse influenciar, adoptar un método de trabajo, una técnica y otra muy distinta es copiar. La copia ni siquiera entra en discusión.
A.L- ¿Que cuentan tus obras?
N.L- Yo escapo de los estilos, por un rato esta bien, pero me resisto a convertirme en un molde lindo para mí. Lo mismo con los temas. No me gustaría pasar la vida hablando siempre de lo mismo. Creo que el arte nos cuenta, da cuenta de nosotros, de nuestra manera de percibir el mundo. Si yo me impongo, voy a contar esto, seguramente lo que haga sea una porquería. Por un tiempo salía dolor, horror. A los catorce años, cuando me entere un poco más de lo que había pasado en el país, lo que presente para una exposición de la escuela de bellas artes en el museo de Quilmes fue un óleo de una figura espantada, frente a una muñeca de goma envuelta en alambres de púa. Era trágico, en la exposición había hermosas naturalezas muertas. Pero cuando murió mi viejo, me propuse que no se notara mi dolor, entonces pude trabajar en la abstracción. Como contar nada contando todo o viceversa.
A.L- ¿Si tendrías que elegir una obra, la más significativa, cual sería y porque?
N.L- Hay una obra que se llama Púgil, hoy diría púgil alado y le pintaría alas. La pinte sobre arpillera, sobre una obra que descarte para poder pintar en el 2003. Esto me paso varias veces por el tema de la guita. Fueron cuatro horas compulsivas, la vio mi viejo y le encantó. La mande a un Salón y saque el primer premio. Yo estaba pasando por un momento muy difícil, la plata del premio ayudó. Me sentí alagado por el jurado que la califico como “contundente”. Es un boxeador dispuesto a pelear, Después, ya no fue mía, tengo la foto, pero me gustaría tocarla.